BEBER Y CONDUCIR

El  consumo  de  alcohol,  incluso  en  cantidades  relativamente pequeñas, aumenta el riesgo de verse involucrado  en  siniestros  viales.    Beber  deteriora  las funciones  esenciales  para  una  conducción  segura, como la visión y los reflejos, y disminuye la capacidad de  discernimiento,  lo  que  se  asocia  generalmente  a otros  comportamientos  de  riesgo,  como  el  exceso de  velocidad  y  el  incumplimiento  de  las  normas  de protección (uso del cinturón de seguridad y el casco).   Es  importante  recalcar  que  conducir  bajo  el  efecto del  alcohol  puede  tener  consecuencias  negativas para  todos  los  usuarios  de  las  vías,  y  no  solo  para el  conductor. 


Así,  las  víctimas  no  siempre  son  los conductores que han consumido bebidas alcohólicas, sino  también  sus  acompañantes  o  los  pasajeros  de otros vehículos, además de otros usuarios de las vías, sobre todo los más vulnerables (peatones, ciclistas y motociclistas). Estas personas terminan sufriendo las consecuencias  negativas  del  riesgo  asumido  por  el conductor al manejar el vehículo bajo los efectos del alcohol.


LOS DISTINTOS ESTADOS DE LA ALCOHOLEMIA...
















  


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