En nuestra ciudad de Resistencia (Chaco) , existe un elevado porcentaje de vehículos afectados a los servicios de taxis /remises cuya antigüedad excede la fijada por las normas vigentes y muchos vehículos no se encuentran en condiciones de brindar un buen servicio al consumidor.
Se puede comprender que los trabajadores / licenciatarios cuentan con dificultades para el mantenimiento de sus respectivos servicios y que la rentabilidad de la actividad, en general no responde a los niveles que permitan la renovación de las unidades con la periodicidad que es de suponer resulta económicamente equilibrada. Esta circunstancia genera un ciclo de reparaciones más periódico con los consiguientes costos y pérdida de ingresos por la falta de una actividad sustentable.
La realidad actual de nuestra ciudad no es ajena a todos los ciudadanos, pero eso no habilita a ser transgresores de las normas, higiene y comportamiento social, además de tener presente que día tras día el peligro vial asecha nuestras calles.
Es función del Estado Municipal en relación a las circunstancias socio-económicas en que nos desenvolvemos, preservar las fuentes de ingresos de las familias dependientes de esta actividad. Sin que ello se deprecie el cumplimiento de sus obligaciones en propender a un servicio eficiente y seguro que se presta a los usuarios de la ciudad y de quienes vienen como turistas o trabajo.
Hoy mas que nunca estamos convencidos que la seguridad vial y en particular de los usuarios del servicio de taxi/remis debe garantizarse mediante los mecanismos de control ya que las unidades afectadas a las tareas de taxis y/o remises sufren por su condición de uso e intensidad, mucho mayor desgaste que un automotor particular, aunque en su mayoría también son usados como auto familiar.
Observamos también un comportamiento agresivo y actitud descortés en la prestación del servicio de remises con respecto al tránsito en las calles y rutas, esto responde fundamentalmente a no aceptar reglas implícitas y explícitas que regulan su interacción en la sociedad y que determinan un modelo de relación y convivencia social. En este tramado de reglas de comportamiento hay optar por un modelo de convivencia civilizada y desprenderse de un modelo de “ley de la selva” donde impera el más fuerte y hábil mediante procedimientos autoritarios y sectoriales.
En un modelo de convivencia es importante la armonización cultural, social y jurídica que coexisten en la regulación del accionar de los diversos actores (automovilistas, ciclistas, motociclistas, peatones y Estado) en el tránsito vial, la educación vial, los conocimientos de las reglas básicas viales en el manejo y conducción, determinan aspectos y valores relevantes de la “Cultura Ciudadana”.
A modo de síntesis estas son algunas de las creencias que regulan el comportamiento generalizado en las acciones que se desarrollan en la prestación del servicio de remises en un espacio público como lo es el tránsito:
· Las normas están hechas para el otro. Siempre hay alguna justificación o razón válida para incumplirlas, incluyendo la inobservancia por parte de los otros. La transgresión al ser generalizada habilita a ser transgresores. Si todos transgreden no seré yo el único cumplidor.
· La inseguridad y el desorden existente habilita a violar ciertas normas de tránsito especialmente el semáforo en rojo a determinadas horas del día, no darle la prioridad al peatón o ciclista, frenar en cualquier circunstancia si tener en cuenta quien viene atrás.
· Si no hay quien vigile, esto habilita a realizar las maniobras que mas cómoda resulta, estacionando donde se quiere, girar sin avisar, colocar al vehículo luces NO REGLAMENTARIAS, estacionar sobre la línea de cruce peatonal.
· La agresividad parece una forma de conducir hábil y grotesca, pensando que eso no es violencia. Pero lo es cuando los otros lo son.
· Todo aquel que maneja lento y en su mano es un idiota y todo aquel que maneja más rápido es un loco.
· Se pueden violar permanentemente todas las normas ya que, en general, no se controla ni se sancionan los incumplimientos. Eso da habilitación garantizada de impunidad.
· Siempre se piensa que toda penalización en la calle de una infracción “se puede arreglar”.
· No se acepta ningún intento de sanción a una infracción, ya que los inspectores o funcionarios esconden intenciones ocultas del Poder de turno o un claro afán recaudatorio que perjudica al trabajador.
· Los vehículos se lavan por fuera, y por dentro, luego se hará.
· Muchos vehículos sus vidrios laterales no se bajan o no se suben, pero igual se trabaja.
· El aseo personal del chofer parece no importar.
Así podemos seguir enumerando acciones de quienes tienen la responsabilidad del transporte de personas y de quienes tienen la responsabilidad del control, y este no debe pasar solamente si la documentación esta en orden, sino también por las demás cuestiones que hacen al buen servicio al consumidor, como lo establece la Ley 24.240.
Es requisito indispensable que todos los vehículos tengan aprobada la Revisión Técnica Obligatoria, practicada por los talleres acreditados para tal fin, ya que muchos de los vehículos que dicen llamarse remises están muy lejos de pasar esa verificación. Pero también debe existir un control permanente del Municipio en las calles y no permitir circular a vehículos que todos los ciudadanos vemos en las calles con pasajeros, es de suponer que los funcionarios municipales también los ven.
Como medida precautoria el Municipio no debe permitir la actividad laboral, a los licenciatarios que no tengan aprobada la Revisión Técnica Obligatoria y el cumplimiento de las normas de higiene y confort para los pasajeros.
A partir del eje “cambiemos la actitud transgresora” se debe procurar articular todas las acciones, tanto las existentes como las que surjan de las instancias participativas, a los fines de potenciar los objetivos que se deben plantearse desde el municipio como autoridad de aplicación de las normas. Este procedimiento no significa ceder y/o conceder privilegio alguno, por el contrario , todo será creíble y socialmente aceptado cuando se construya para todos por igual y no para minorías que pretenden ejercer con procedimientos arbitrarios el caos para lograr sus objetivos.
Los ciudadanos esperamos comenzar la construcción de una mejor calidad de los servicios que se prestan en la ciudad, es tiempo que el servicio de taxi/remises comience su desarrollo como otras importantes ciudades van logrando estas prestaciones, con una firme decisión municipal.
Se puede comprender que los trabajadores / licenciatarios cuentan con dificultades para el mantenimiento de sus respectivos servicios y que la rentabilidad de la actividad, en general no responde a los niveles que permitan la renovación de las unidades con la periodicidad que es de suponer resulta económicamente equilibrada. Esta circunstancia genera un ciclo de reparaciones más periódico con los consiguientes costos y pérdida de ingresos por la falta de una actividad sustentable.
La realidad actual de nuestra ciudad no es ajena a todos los ciudadanos, pero eso no habilita a ser transgresores de las normas, higiene y comportamiento social, además de tener presente que día tras día el peligro vial asecha nuestras calles.
Es función del Estado Municipal en relación a las circunstancias socio-económicas en que nos desenvolvemos, preservar las fuentes de ingresos de las familias dependientes de esta actividad. Sin que ello se deprecie el cumplimiento de sus obligaciones en propender a un servicio eficiente y seguro que se presta a los usuarios de la ciudad y de quienes vienen como turistas o trabajo.
Hoy mas que nunca estamos convencidos que la seguridad vial y en particular de los usuarios del servicio de taxi/remis debe garantizarse mediante los mecanismos de control ya que las unidades afectadas a las tareas de taxis y/o remises sufren por su condición de uso e intensidad, mucho mayor desgaste que un automotor particular, aunque en su mayoría también son usados como auto familiar.
Observamos también un comportamiento agresivo y actitud descortés en la prestación del servicio de remises con respecto al tránsito en las calles y rutas, esto responde fundamentalmente a no aceptar reglas implícitas y explícitas que regulan su interacción en la sociedad y que determinan un modelo de relación y convivencia social. En este tramado de reglas de comportamiento hay optar por un modelo de convivencia civilizada y desprenderse de un modelo de “ley de la selva” donde impera el más fuerte y hábil mediante procedimientos autoritarios y sectoriales.
En un modelo de convivencia es importante la armonización cultural, social y jurídica que coexisten en la regulación del accionar de los diversos actores (automovilistas, ciclistas, motociclistas, peatones y Estado) en el tránsito vial, la educación vial, los conocimientos de las reglas básicas viales en el manejo y conducción, determinan aspectos y valores relevantes de la “Cultura Ciudadana”.
A modo de síntesis estas son algunas de las creencias que regulan el comportamiento generalizado en las acciones que se desarrollan en la prestación del servicio de remises en un espacio público como lo es el tránsito:
· Las normas están hechas para el otro. Siempre hay alguna justificación o razón válida para incumplirlas, incluyendo la inobservancia por parte de los otros. La transgresión al ser generalizada habilita a ser transgresores. Si todos transgreden no seré yo el único cumplidor.
· La inseguridad y el desorden existente habilita a violar ciertas normas de tránsito especialmente el semáforo en rojo a determinadas horas del día, no darle la prioridad al peatón o ciclista, frenar en cualquier circunstancia si tener en cuenta quien viene atrás.
· Si no hay quien vigile, esto habilita a realizar las maniobras que mas cómoda resulta, estacionando donde se quiere, girar sin avisar, colocar al vehículo luces NO REGLAMENTARIAS, estacionar sobre la línea de cruce peatonal.
· La agresividad parece una forma de conducir hábil y grotesca, pensando que eso no es violencia. Pero lo es cuando los otros lo son.
· Todo aquel que maneja lento y en su mano es un idiota y todo aquel que maneja más rápido es un loco.
· Se pueden violar permanentemente todas las normas ya que, en general, no se controla ni se sancionan los incumplimientos. Eso da habilitación garantizada de impunidad.
· Siempre se piensa que toda penalización en la calle de una infracción “se puede arreglar”.
· No se acepta ningún intento de sanción a una infracción, ya que los inspectores o funcionarios esconden intenciones ocultas del Poder de turno o un claro afán recaudatorio que perjudica al trabajador.
· Los vehículos se lavan por fuera, y por dentro, luego se hará.
· Muchos vehículos sus vidrios laterales no se bajan o no se suben, pero igual se trabaja.
· El aseo personal del chofer parece no importar.
Así podemos seguir enumerando acciones de quienes tienen la responsabilidad del transporte de personas y de quienes tienen la responsabilidad del control, y este no debe pasar solamente si la documentación esta en orden, sino también por las demás cuestiones que hacen al buen servicio al consumidor, como lo establece la Ley 24.240.
Es requisito indispensable que todos los vehículos tengan aprobada la Revisión Técnica Obligatoria, practicada por los talleres acreditados para tal fin, ya que muchos de los vehículos que dicen llamarse remises están muy lejos de pasar esa verificación. Pero también debe existir un control permanente del Municipio en las calles y no permitir circular a vehículos que todos los ciudadanos vemos en las calles con pasajeros, es de suponer que los funcionarios municipales también los ven.
Como medida precautoria el Municipio no debe permitir la actividad laboral, a los licenciatarios que no tengan aprobada la Revisión Técnica Obligatoria y el cumplimiento de las normas de higiene y confort para los pasajeros.
A partir del eje “cambiemos la actitud transgresora” se debe procurar articular todas las acciones, tanto las existentes como las que surjan de las instancias participativas, a los fines de potenciar los objetivos que se deben plantearse desde el municipio como autoridad de aplicación de las normas. Este procedimiento no significa ceder y/o conceder privilegio alguno, por el contrario , todo será creíble y socialmente aceptado cuando se construya para todos por igual y no para minorías que pretenden ejercer con procedimientos arbitrarios el caos para lograr sus objetivos.
Los ciudadanos esperamos comenzar la construcción de una mejor calidad de los servicios que se prestan en la ciudad, es tiempo que el servicio de taxi/remises comience su desarrollo como otras importantes ciudades van logrando estas prestaciones, con una firme decisión municipal.
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