La falta de
cultura y política orientada hacia la SEGURIDAD VIAL basada solamente en
reducir los riesgos mediante sanciones dinerarias solamente no contribuye a
disminuir los siniestros viales. La sociedad parece que se acomoda y no
reacciona ante el elevado costo que puede representar un accidente tanto en lo
urbano como en las rutas. Las compañías de seguros aceptan los siniestros,
tramitan mediante acuerdos la reparación de los daños, cubren mediante
convenios las indemnizaciones a las personas mediante unas cifras previamente
fijadas o establecidas y así cierran los expedientes. Todo un sistema, y una
compleja maquinaria social, que deja en segundo plano la PREVENCIÓN y minimiza los
siniestros o estos pasan a ser parte de una costumbre cotidiana.
Ante esto, se
hace necesario el calcular el costo de los accidentes de tránsito, no solo por
las pérdidas materiales, sino por las muertes, heridos y minusválidos, lo que se
constituye en una buena herramienta
clave para justificar las inversiones en SEGURIDAD VIAL, junto a una decidida política
de PREVENSION. En este sentido, tiene su lógica la creación de calles de
transito parejo y seguro, rutas seguras diseñadas para reducir los accidentes
mortales y los siniestros con lesionados. Por ejemplo, el reordenamiento del
casco urbano orientado a dar mayor cobertura a los peatones y menos a los
automóviles, con carriles para el transporte público de pasajeros y servicios
de taxi/remises, bicisendas, carriles exclusivos para las motos, semaforización
programada, diseño de paradas del transporte público. Esto posiblemente
contribuya a mejorar también la salud y el medio ambiente.
La sociedad, también tiene que estar más mentalizada con
los accidentes de tránsito, tiene que tomar conciencia y preguntarse qué hace para prevenir los siniestros viales
y no acostumbrarse con las noticias sobre el número de accidentes ocurridos el fin de semana o el día anterior. Hay que
dejar a un lado comentarios tales como “tenemos los accidentes que nos merecemos”,
“nada hacen los agentes de control” si
queremos afrontar verdaderamente la realidad sobre la Seguridad Vial, las
quejas y lamentos para nada ayudan a prevenir los accidentes.
Las
estadísticas sobre siniestralidad vial, hoy por hoy, sus resultados no son
buenos, quizás tengamos menos accidentes pero con más muertos, si los
comparamos con otros años, eso no es un consuelo, solo hay que recordar y ser consciente
que un solo muerto por accidente de
tránsito es una tragedia. Y siempre es
mejor VIVIR LA VIDA.