Cuando se sancionó la Ley Nacional de Tránsito Nº 24.449, los cuatriciclos no fueron definidos ni categorizados como vehículos permitidos para circular en la vía pública. En ese momento no eran tan populares y estaban reservados para tareas rurales, competición o para las fuerzas de seguridad, estaba muy lejos del tránsito urbano. El tiempo, y las distintas actividades como la política comercial de las empresas, se fueron poniendo de moda llegando su uso a todo el país. El auge de los “cuatri” hace que en la actualidad se los pueda comprar en supermercados, casas de electrodomésticos, concesionarios, se puede obtener como premio por la compra de periódicos, o porque es una moda.
El aumento en las adquisiciones y promoción de los cuatriciclos causa preocupación porque no hay normativas unificadas en los municipios al no haber un marco legal y todo queda librado a que cada municipio establezca las normas. Algunos los prohíben, otros lo colocan en igualdad con las motos, otros municipios establecen normas de circulación porque el lugar es un centro turístico. Hoy, reina la disparidad de criterios. Lo que queda claro que para la mayoría es un elemento de esparcimiento de los jóvenes y que sus padres acceden muy fácilmente a los requerimientos de compra los mismos, para otros es un buen negocio el alquiler en zonas de turismo y por el otro lado están las empresas que los comercializan, donde el interés primario , es el “marketing”.
Las Empresas:
Todo indica que la moda y el DAKAR son un gran estimulador de ventas de los “cuatri”, los vendedores tratan de venderles a los padres vehículos grandes para que sus hijos y ellos mismos puedan usar, pero en muchos casos los hijos podrán usar cuando crezcan. "Uno va a un vendedor y le dice que quiere comprar un “cuatri” pequeño para un hijo de 9 años', pero el vendedor tratará de vender un vehículo grande para un niño de 15. El problema es que los niños más pequeños terminan utilizando el vehículo de mucha potencia y peso que pueden causarles lesiones muy graves si sufren un accidente. En este caso la responsabilidad es absoluta de los padres, que permitirán que los chicos conduzcan, en muchos casos sin casco, sin licencia, sin seguro. Un juguete muy peligroso.
La falta de normativa unificada, no se les puede exigir a sus conductores ni licencia ni seguro, ya que no existe un marco que los regule; en algunos municipios se los iguala con las motos y se expiden licencias de conducir compartidas, en otros directamente se prohíbe su circulación en lugares públicos. Ante la falta de normativa podemos asegurar que existe un desconocimiento en la conducción de estos vehículos, como también de las normas viales. Y nos Preguntamos: sabe un adolescente medir las potencias de estos vehículos?, donde aprendieron su manejo?, y así podemos enumerar muchas preguntas pero estas tendrán que ser respondidas por las autoridades que deben ejercer el control.. Fernando Brolese (GESEVI Gabinete Educación y Seguridad Vial)