Transitado por las calles de la ciudad de Resistencia (Chaco) nos encontramos siempre con nuevos "lomos de burro" o "reducidores de velocidad" que construye nuestra municipalidad. Cuando observamos estos obstáculos en la vía, surgen preguntas, tales como: ¿quien planifica su ubicación? ¿Porque no están debidamente señalizados al momento de su construcción? ¿Por qué no se respetan las medidas y formas en cada uno de ellos?
No solo han proliferado como si fueran hongos (parece que los funcionarios municipales, midieran su éxito político en materia de Educación y Seguridad Vial por el número de obstáculos que colocan en las vías de circulación. Los encargados de construirlos dan rienda suelta a su creatividad haciéndolos como les sale: algunos demasiado redondos, otros demasiado altos, demasiado inclinados, con colores, o sin colores. Es un tema que debe hacer hincapié en la seguridad de los conductores de vehículos pero también la de cuidar las cuentas públicas evitando juicios innecesarios por descuidos al realizar una obra en la calle, como ocurrió en muchas ciudades de nuestro país, siendo que la normativa los considera como un elemento excepcional.
Los “lomos de burro” obligan a los conductores a repetidas maniobras de frenado brusco, en especial durante la noche, y la posterior aceleración, que lleva a un aumento en el consumo de combustible y emisiones de CO2., y el constante peligro con las motos y bicicletas que sin disminuir la velocidad pasan por el costado de los mismos, generando roces y situaciones de peligro con algún automotor.
Otro dato aún más preocupante, esta referido a los servicios públicos de Emergencias, ambulancias, patrullas policiales y bomberos, que se encuentran con infinidades de obstáculos para la circulación rápida, retrasando la llegada de los vehículos de emergencias a las personas afectadas y necesitadas un una asistencia rápida.
Seguramente que muchos vamos a coincidir en la falta de control de velocidad en nuestras principales calles o avenidas de intenso transito, pero lo que poco se ve son: carteles indicadores en las esquinas, demarcación en las avenidas, carteles con velocidades máximas autorizadas, planificación de instalación de nuevos dispositivos de semáforos sincronizados en “onda verde” con velocidad determinada según la afluencia de transito, mejor distribución del personal de transito para educar y/o prevenir.
El construir “lomos de burro” para reducir la velocidad y brindar seguridad a peatones y automovilistas, produce más y peligrosos accidentes ante la irrupción repentina de un “lomo de burro” ubicado en un lugar incorrecto y si le sumamos una deficiente señalización, estos obstáculos no cumplen en teoría los resultados buscados. Quizás se evite un choque, pero su incorrecta construcción generará innumerables roturas y daños en los vehículos, peligro al peatón por motos y bicicletas que en forma diaria pasan, para llegar al trabajo, llevar un hijo a la escuela, o disfrutar un paseo.